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Foto del escritorNatasha Drago Grisak

Herramientas para sobrellevar el duelo migratorio

Actualizado: 12 ene 2021

Ya hemos hablado en otra oportunidad sobre el duelo migratorio, puedes leer ese artículo haciendo clic aquí. Ahí encontrarás la definición de este tipo de duelo, sus características y las siete pérdidas que lo atraviesan.


A modo de resumen, el duelo migratorio es el proceso de elaboración de las pérdidas asociadas a la experiencia migratoria. Es un duelo parcial, ya que no hay una pérdida total del objeto “país de origen”, podemos retornar o visitarlo. Es un duelo recurrente, que puede activarse ante diferentes estímulos como por ejemplo visitar el país de origen o la llamada de un familiar. Por último es un duelo múltiple, ya que son varias las pérdidas que afrontamos al emigrar.


Según el psicólogo Joseba Achotegui las siete pérdidas que debe afrontar un emigrante son:

  • El idioma

  • la cultura

  • la familia y los amigos

  • el estatus

  • el contacto con el grupo étnico

  • la tierra

  • los riesgos físicos



Dependiendo de las características de las personas y del país donde hemos elegido vivir, el duelo migratorio puede ser un proceso largo, difícil y angustiante. Sin embargo, creo que a pesar de que duela y sea un desafío para quien emigra, se pueden enumerar algunas herramientas para sobrellevarlo de la mejor manera posible.


Identificación de las emociones


Cuando emigramos estamos expuestos a sentir una variedad de emociones contradictorias. Algunas positivas que nos producen alivio en la experiencia migratoria y nos llenan de energía para seguir en esta aventura. Mientras que otras negativas afectan nuestro estado anímico perjudicando el proceso de adaptación al nuevo país.


La identificación de las emociones negativas son un recurso interesante para poder posicionarnos activamente y poder hacer algo con eso que sentimos. El primer paso es preguntarnos ¿Qué emoción o sentimiento estoy sintiendo? tristeza, enojo, angustia, nostalgia, ira… En segundo lugar, indagar más profundo a partir de la pregunta ¿de dónde viene o qué fue lo que lo originó? con el fin de detectar la situación que generó esa emoción/sentimiento. En último lugar, realizaremos el ejercicio de determinar ¿Qué puedo hacer para sentirme mejor?


Tener un cuaderno o libreta para escribir todo aquello que pensamos o fuimos elaborando puede ayudarnos a clarificar y organizar nuestras emociones. Cuando sentimos una o varias emociones negativas se podría decir que estamos “dentro de la escena” o “muy pegados a esas emociones”. El poder pensarnos y responder a estas preguntas nos posiciona como espectadores de nuestras emociones, generando la distancia necesaria para elaborar eso que está aconteciendo.



Estrategias para cada pérdida


Hemos dicho que en el duelo migratorio hay siete pérdidas posibles, por lo que para cada pérdida podemos pensar diferentes estrategias que nos permita reducir el efecto de la misma. En este aspecto creo que cada persona tiene que experimentar y definir cuál estrategia le sirve y hacer uso de la misma cuando lo crea necesario.


En primer lugar es importante detectar cuál es la pérdida que está siendo afectada, ya que hay momentos donde se reactiva una determinada pérdida pero no las otras. Teniendo en cuenta eso, paso a enumerar algunas estrategias:


El idioma: hay personas que para no sentir esta pérdida deciden vincularse con otras personas que compartan su lengua nativa. Esta decisión tiene sus pro y contra, ya que permite desenvolvernos mejor y expresar nuestras emociones en nuestro idioma pero obstaculiza el aprendizaje de la lengua del país donde decidimos estar. Es importante determinar tiempos y espacios para cada lengua. Leer libros en nuestro idioma o ver, de vez en cuando, algunas películas o series de nuestro país, hablar con amigos y familiares son estrategias que nos acercan a nuestra lengua madre. También escribir sobre nuestro proceso nos permite expresarnos y elaborar algo de esta pérdida. Sin embargo recomiendo que estas estrategias solo ocupen el 20% de nuestro tiempo ya que para integrarnos al nuevo país una de las prioridades es aprender su idioma.

Aprender una nueva lengua mientras vivimos en ese lugar puede generarnos una “barrera limitante” creando pensamientos negativos como “nunca podré aprender a hablar en este idioma”, “no podré hablar de manera fluida”, “nunca lograré que me entiendan”. Estas frases funcionan como anticipaciones negativas, y perpetúan a través del tiempo una sensación actual. Ante esto, una estrategia psicológica es cuestionar la veracidad del pensamiento y ejercitar pensamientos positivos. La realidad es que HOY no hablamos fluido, o no nos hacemos entender, pero a partir de la práctica y del aprendizaje de la nueva lengua podremos llegar a nuestro objetivo. “Yo podré hablar en ese idioma”, “tardaré un poco más pero podré desenvolverme fluidamente en este idioma nuevo para mi”


La cultura: hay aspectos culturales que se pierden al emigrar, como las costumbres, los códigos, la manera de pensar y relacionarnos, las comidas, entre tantos otros. El adaptarnos implica entender y aceptar la cultura del nuevo país e integrarla a nuestra identidad, por lo que cuando estemos adaptados seremos “biculturales”. Una estrategia es incorporar poco a poco aquellos aspectos de nuestra cultura originaria en el lugar donde estemos. Puede ser, ir a restaurantes a comer nuestras comidas preferidas, o realizarlas en casa. Incluir algún aspecto de nuestra cultura en las festividades o continuar con algunas costumbres de nuestro país de origen. Si tu pareja es de otro país recomiendo que intercambien e incorporen cuestiones culturales que sean importantes para ambos, ya que en cierto sentido forma parte de la identidad de cada uno. Si has realizado nuevas amistades en el país donde elegiste vivir también puedes compartir con ellos aquello que forma parte de ti.


Familia y amigos: es una de las pérdidas más grandes que sufren los que emigran. Si hay algo que aprendí en mi propio proceso migratorio es que las normas de juego cambian cuando uno decide vivir en el extranjero. La “distancia” es lo que más nos afecta y aprender a convivir con ella es la posición más saludable para uno. Esto no quiere decir que no se pueda hacer nada, más bien es encontrar la manera de estar presente a pesar de la distancia. Hacer regalos es una manera de estar presente aunque estemos lejos, al igual que aumentar las video llamadas para comunicarnos con nuestros seres queridos, cuando antes compartimos nuestro día a día. Muchas veces nos cerramos cuando nos sentimos mal o angustiados, sin embargo esa actitud no produce satisfacción y alivio. Si tu familia y amigos eran tu sostén y contención antes de emigrar, no le quites ese lugar y no te quites la oportunidad de transitar este proceso acompañado de las personas que mas quieres.


Status: muchas personas sufren mucho el no poder trabajar de lo que estudiaron. A veces es porque los trámites tardan tiempo y deben esperar a homologar su título mientras que otras veces se torna imposible retomar esa actividad. Ante esto una de las estrategias posibles es conectar con la profesión desde otro lugar, ya sea a partir de la lectura o participando en un voluntariado donde se valore ese conocimiento.

A veces aparecen pensamientos negativos como “Aquí no soy nadie”, esta sensación de estar perdido/a y no hallarse en el nuevo lugar, tiene que ver con cómo nos auto percibimos, afectando nuestra autoestima y quitando valor a quien realmente somos. Solemos ponernos etiquetas para encontrar nuestro lugar en el mercado laboral, a partir de lo que estudiamos o de nuestra experiencia en el pasado. Sin embargo, somos más que una carrera y/o una profesión. Quitar la etiqueta de “yo soy...” o “allá yo era …” es muy importante para realizar este duelo y re-pensarse en otro lugar. Cuando migramos el país de acogida nos brinda nuevas oportunidades. ¿Alguna de esas se ajusta a tus intereses? ¿Tienes nuevos intereses a partir de tu migración? Estudiar algo nuevo o Reinventarte pueden ser salidas posibles ante la frustración de “lo que no pudo ser”. Sin embargo, para reinventarse hay que atravesar un proceso de elaboración de aquello que hicimos y que hoy no forma parte de nuestras posibilidades. Muchas veces aparece la sensación de fracaso, pero esto en realidad tiene que ver con como estamos interpretando la situación actual. Migrar tiene su costo, y en algunos casos la profesión y los estudios terminan siendo una perdida grande. Poder pensar en las ganancias de nuestra elección de emigrar nos posiciona desde un lugar menos angustiante y mas llevadero.


Grupo étnico: cuando hablamos de esta perdida nos referimos al sentido de pertenencia dentro en una determinada región, estas personas comparten nuestra cultura y lengua nativa. Cuando migramos ya sea por amor -pareja bicultural- o por otros motivos personales nos encontramos en el nuevo país sin este grupo. ¿Te ha pasado en el comienzo de no hallarte o no entenderte con las personas en la calle? ¿De sentirte diferente más allá de la barrera idiomática? Por otro lado, ¿no te sientes “más cómodo/a” cuando visitas tu país de origen y te identificas con las personas a pesar de no conocerlos?

Una de las herramientas posibles es crear una red de contactos con personas de nuestro país de origen que también han migrado. De esta manera, el sentirnos “extranjeros” se diluye un poco. Sin embargo, como he nombrado anteriormente, esta estrategia debe ser usada conscientemente. En la actualidad hay muchísimos grupos en las redes sociales que tienen por objetivo compartir experiencias, brindar información y contactar con otras personas. Para aquellos que les gustan más los encuentros presenciales hay eventos y reuniones en distintas ciudades con otras personas de tu país.

Para que tengamos una adaptación positiva debemos crear también nuevos contactos del país donde elegimos vivir, identificándose a partir de ciertos intereses en común. El pertenecer a un grupo de determinadas características lo podemos pensar desde la profesión también. Cuando estudiamos en nuestro país de origen empezamos a construir relaciones con colegas, formamos parte de una "tribu" donde hay intereses y conocimientos en común. En este sentido es importante construir algo de eso en el país de acogida, aunque debo asumir que esto suele suceder luego del segundo año o tercer año de migración.


La tierra: muchas veces nos trasladamos a otro país donde la flora, fauna y el clima es totalmente distinto a nuestro país de origen. Esto puede afectar nuestro estado anímico y sufrir las largas temporadas de frío y nieve. Una de las herramientas más importantes es informarte y adecuar tu vestimenta de invierno al sitio donde elijas vivir, seguramente lo que tu antes considerabas un buen abrigo no sirva en ese lugar. Sin embargo esta estrategia está más vinculada a la adaptación que a la pérdida de “La tierra” en el duelo migratorio. Cada vez que voy de visita a Argentina recorro alguna provincia o región de mi amado país, suena paradójico ya que no era algo que hacía cuando vivía allí, en ese entonces mi objetivo era conocer el “exterior”. Hoy incorporé esa estrategia para conocer, valorar la cultura regional y recordar nuevos recovecos de lo que yo considero “mi lugar”.


Riesgos físicos: Voy a hablar en esta ocasión de algunos riesgos físicos porque seguramente hay muchos. Migrar puede afectar nuestra salud mental y física, muchas veces nos olvidamos de escuchar a nuestro cuerpo porque hay otras obligaciones y tareas “urgentes o prioritarias” como encontrar trabajo, ocuparse de cuestiones burocráticas. La salud es lo más importante por lo que debes escuchar tu cuerpo. Si tienes ansiedad o te encuentras deprimido/a, si has adelgazado o por el contrario has subido de peso, puede estar vinculado a cómo estás viviendo tu migración. Ocuparte de tu salud debe ser tu prioridad, sin un cuerpo sano todo el resto pierde sentido.

El llegar a un nuevo país, nos transforma para esa sociedad en “Extranjero”. Lamentablemente hay muchas personas xenófobas y podemos ser blanco de discriminación, algo que antes de migrar no habíamos vivenciado. Además de denunciar es importante que tomemos distancia de esos comentarios y no los tomemos a modo personal. “No te hablan a ti, hablan de cómo es esa persona, de cómo percibe a un otro diferente.”


Compartiendo experiencias


Desde Terapia por el mundo consideramos que compartir experiencias con otras personas que emigraron es una estrategia que puede ser muy buena para entender nuestras emociones, identificarnos a través de la escucha con otros y compartir herramientas entre todos.


El café virtual actúa como espacio grupal de intercambio, conexión y empoderamiento en la migración. Es un espacio participativo donde podrás contar tu experiencia y que un otro te ayude a raíz de sus propias vivencias en el extranjero. Si aún no has participado de estos encuentros puedes informarte y completar el formulario haciendo clic aquí.


Artículo escrito por Natasha Drago Grisak

Psicóloga e inmigrante



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